Hace pocas semanas, me encontré este meme en Twitter.
Yo, gestionando mi cartera de 143$ (Tweet original)
Como todos los memes, tiene una parte de exageración y una parte de realidad.
Personas que se pasan horas buscando el último pelotazo, siguen su cartera de forma diaria…y apenas ahorran unos pocos euros al mes.
Todo esto para ver cómo, con suerte, obtienen una ganancia puntual del 20%…en una inversión de 200€ (sin contar todo el dinero perdido en otras inversiones especuladoras).
Muchos te hablarán de la magia del interés compuesto como ya hemos hecho aquí en los últimos días.
Sin embargo, sin ahorro, el interés compuesto es anecdótico.
Es como tomar batidos de proteina mientras llevas una dieta a base de donuts y nutella.
Estás construyendo la casa por el tejado.
Ahora imagina que llegas a la cena de Nochebuena.
Tu cuñado y tú empezáis a hablar de inversiones y él te propone un reto: ver quién es capaz de llegar a 100.000€ lo antes posible.
Tú, aceptas el reto.
Caso 1: Tú, el ahorrador tranquilo y conservador
Para alcanzar los 100.000€, pones en marcha un plan de aumento de ingresos y reducción de gastos con el que ahorras 500€ al mes (6.000€ al año).
Estos ahorros los inviertes en una Cartera Permanente que te da una rentabilidad del 5% anual.
Después de 12 años, alcanzas el objetivo.
Caso 2: Él, el cuñado insomne y afortunado
Tu cuñado, por su parte, mantiene su estilo de vida y ahorra 200€ al mes (2.400€ al año).
Eso sí, tiene suerte y encuentra el fondo estrella de la década que le reporta una rentabilidad del 15% anual.
A cambio, pasa muchas noches en vela aguantando caídas cercanas al 50% que le hacen dudar de su plan.
Finalmente, tras 14 duros años, alcanza los 100.000€.
2 años más tarde que tu plan de ahorro e inversión tranquila.
Como ves, en los primeros años de tu carrera inversora, poco importa si la rentabilidad es mayor o menor.
Lo que realmente importa es el ahorro para hacer crecer la bola de nieve lo antes posible.
Únicamente cuando esa bola sea lo suficientemente grande, el interés compuesto comenzará a trabajar realmente para nosotros.
Pero hasta que llegue ese momento, como diría el gran Miguel Anxo Bastos, solo hay una solución: «Capitalismo, ahorro y trabajo duro».