Una mañana, el célebre golfista Gary Player se encontraba practicando salidas de búnker en un campo de golf de Texas.
Se hunde en la arena, mira la bandera, golpea con explosividad….y la bola acaba en el agujero.
A continuación, un hombre que le observaba se acerca y le dice: «Te doy 50 dólares si metes la siguiente».
Player se vuelve a colocar, mira la bandera, vuelve a golpear con explosividad…y la bola acaba de nuevo en el agujero.
El hombre, asombrado, le dice: «100 dólares. Te doy 100 dólares por la siguiente».
Player repite su rutina…y vuelve a meter la bola en el agujero.
Refunfuñando, el hombre saca los billetes de su cartera mientras le dice a Player: «Chico, nunca he visto a nadie en mi vida con tanta suerte».
A lo que Player contesta: «Bueno, cuanto más practico, más suerte tengo».
Mucha gente tiene envidia de la riqueza de otras personas y, para sentirse mejor, la desprecian y atribuyen a la suerte.
Porque la suerte está fuera de su control.
Y ellos no son ricos porque no tienen suerte.
Sin embargo, la riqueza está más ligada a los hábitos que a la diosa Fortuna.
El hábito de gastar menos de lo que ingresas.
El hábito de invertir mes a mes.
El hábito de aprender nuevos conocimientos y habilidades.
Hábitos, hábitos, hábitos…
Pero construir hábitos no es fácil.
James Clear en su libro «Hábitos Atómicos» enseña cómo construir/destruir buenos/malos hábitos gracias a las «4 leyes del cambio de conducta».
Hoy aprenderás a aplicar estas leyes para mejorar tus hábitos financieros.
Cómo aplicar las 4 leyes del cambio de conducta a tus hábitos financieros
Primera ley: Hacerlo obvio (o invisible)
«No sé dónde se me va el dinero»
Esta es una frase habitual entre gente con finanzas descontroladas.
Si esta es tu situación, lo primero que debes hacer, es apuntar todos tus gastos.
Así harás obvio dónde estás gastando todo ese dinero que desaparece misteriosamente de tu cuenta.
Si no tienes una hoja de gastos mensuales, en este video te explico cómo crearla en solo 15 minutos).
Segunda ley: Hacerlo atractivo (o desagradable)
Muchas personas no ahorran porque ven el ahorro como un sacrificio.
Por eso, debemos reinterpretarlo para hacerlo atractivo.
En lugar de considerarlo un sacrificio hoy, veámoslo como una oportunidad de ser libres en el futuro.
Otra opción es aplicar alguna práctica estoica como la visualización negativa.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si mañana te quedas sin trabajo y tienes tu cuenta sin ahorros?
Seguramente te arrepentirás de no haber ahorrado cuando podías.
Tercera ley: Hacerlo sencillo (o difícil)
Un error común entre la mayoría de la gente es ahorrar lo que les queda en la cuenta al final de mes.
Consecuencia: No ahorran.
Por eso, debes programar una transferencia automática a principio de cada mes que saque tu dinero a otra cuenta fuera de tu alcance.
Y si se invierte automáticamente, mejor todavía.
Más sencillo, imposible.
Cuarta ley: Hacerlo satisfactorio (o doloroso)
En muchas ocasiones, lo más fácil para mejorar nuestras finanzas es eliminar malos hábitos.
Y si queremos destruir un mal hábito, lo mejor es hacerlo doloroso.
¿Realizas compras compulsivas con tu tarjeta? Paga en efectivo.
Está demostrado que los pagos en efectivo nos producen mayor dolor emocional que si utilizamos otros medios como las tarjetas o pagos móviles como Google Pay o Apple Pay.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo aplicar las leyes del cambio de conducta.
Ahora es tu turno.
Piensa cómo utilizarlas en tu día a día para mejorar tus finanzas personales.
